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Mucho se habla en estos días de la “Nueva Normalidad” y muchos nos preguntamos qué es exactamente eso. Más allá de las medidas que ha aplicado el gobierno para esta etapa, y por centrar el asunto de estas líneas, os diré que aquí solo procuraré reflexionar sobre lo que llega a mi mesa de trabajo estos días.

Como abogada, en gran medida de familia y mediadora de lo mismo, lo que estoy viendo es algo que tiene que ver con la expresión de lo vivido en el interior de las familias, oculto del mundo durante el confinamiento y ahora, libres para expresar sus necesidades, vemos que esas conductas privadas han sido reveladoras.

Tengo la sensación de que habíamos “normalizado” lo que debería ser la excepción.

Durante la pandemia, algunas familias han re-descubierto porque crearon una familia, y libres de horarios y presiones, han disfrutado con sus hijos y sus hijos con sus padres, y realmente han aprendido mucho más los unos de los otros. Quizá es este uno de esos casos en los que dimos por Normal la prisa, el trabajo estresante, los sueldos a cualquier precio…y ahora “Nueva Normalidad”, en estos casos, supone priorizar lo importante o al menos, ser conscientes.

Otras familias han descubierto que definitivamente no pueden vivir todos bajo el mismo techo y este periodo ha sido un punto de inflexión, sin duda para ellos no habrá una Nueva Normalidad hasta dentro de algún tiempo, pero para otras familias, o mejor parejas, ha ocurrido lo contrario y cuando creían que ya no quedaba nada, y no había nada más en común, llegó la pandemia…y los reunió, y a fuerza de convivir y de compartir, comprendieron que hay algo más allá de uno mismo.

Otros muchos han vivido estrecheces económicas inimaginables, y aquí lo que aceptaron como “normal” era la supervivencia y se acostumbraron a llamarlo vida. Ahora quizá se planteen la previsión y tomen conciencia de su situación con el deseo de mejorarlo para convertirlo en vida.

Podrías hablar de un sinfín de situaciones, todas diversas, todas distintas, y todas llegadas por sorpresa, pero justo esto es lo que hace tan “valiosas” a las experiencias, pues el juego de cintura que nos ha obligado a poseer la pandemia ha invocado cosas olvidadas y nos ha obligado a actuar, a mejorar o crear herramientas para convivir, aunque, por otra parte, muchas han estado presentes desde siempre aunque olvidadas quizás, y si no, vean:

Dos no pelean si uno no quiere; La paciencia es la madre de la ciencia; A quien escucha, Dios ayuda; A la fuerza, ni el zapato entra; Cada uno en su casa, y Dios en la de todo; Poco dinero, poco meneo…

¿Cuántos más podríamos decir?

El confinamiento ha sido un gran experimento social y espero con sinceridad que la experiencia que nos ha brindado la pandemia sirva a cada uno para decidir qué es su “Nueva Normalidad, solo así podremos decir que esta situación sirvió de algo.